lunes, 11 de enero de 2021

De las tormentas y Santa Bárbara

Mis recuerdos, estos días, me llevan de forma reiterada a mi abuela paterna. Era una mujer de pelo blanco y largo, recogido con destreza en un gran moño. Siempre la conocí vestida de negro, de luto, por mi abuelo. Siempre activa, siempre resolutiva y siempre alerta. No estudió y no sabía escribir más allá de aquella firma retorcida que aprendió a dibujar en papel de estraza. De mi abuela se atisbaba, al observarla, que sus miedos eran pocos. 

Foto de Manuela Milani
Consciente de que no se enfadaría voy hoy a contar un secreto de ella, le daban pavor, pánico, horror, las tormentas. No estas tormentas de ahora, le daban miedo las de antes, las que no salían en la televisión, las que no tenían nombre, las que ella, muchas veces a solas, pasaba escondida en la alcoba sin ventanas, allí donde se atrincheraba al ver oscurecer la tarde y redoblar los truenos. 

Alguna tarde de tempestad la pasé en su casa. Ella rezaba en alto y yo aun recuerdo aquellas plegarias. No soy experto en tipos de rezos u oraciones, no sabría diferenciar si eran de petición o de intercesión, o tal vez de imprecación. Lo que si que sé, es que yo en esos años jóvenes, las sentía a modo de sortilegios o conjuros que pretendían que la borrasca se fuese.

"Santa Bárbara bendita, en el cielo hay una ermita..."

No soy capaz de encontrar en mi memoria más versos o rezos de esta Santa "ahuyenta tormentas", la memoria se torna cómoda en los tiempos de Internet y me resisto a buscar en Google como continua la oración. Lo que si se me viene a la memoria es un refrán popular también vinculado a la consabida santa:

"Solo nos acordamos de Santa Barbara, cuando truena" 

Y heme aquí, oyendo los truenos de una pandemia voraz, nueva, desatada, con muchas personas que saben mucho, con otras más que opinan demasiado, con otras muchas, tal vez los más silenciosos, que están cansados y desbordados. Y busco a alguna Santa Bárbara para este tipo de tormentas en los recuerdos de mi abuela, y no la encuentro, pero me alegra percibir que este virus tan voraz y entrometido haya sido capaz de traerme, a mi presente, aquella alcoba de mi infancia.

domingo, 29 de enero de 2017

Lo efímero y lo permanente

Decía algún texto que leí en la juventud aquello de "Toda la historia de la sociedad humana, hasta la actualidad, es una historia de luchas de clases". En la escuela, al menos en las que yo convivo no existen estas luchas de clases (no es poco) pero hay otras. Me permito modificar el entrecomillado, no creo que nadie se ofenda por ello y traer una frase que hago propia y también entrecomillo, "Toda la historia del aprendizaje de una persona, es una historia de lucha entre lo efímero y lo permanente". Si un alumno sacó un ocho en un examen hoy, ¿sacaría pasado mañana otro ocho si se le hiciese una prueba similar sin aviso previo?. 

Como alumno que uno fue, y sobrevivió -y también disfrutó- a aquellas clases magistrales desde lo alto de las altas tarimas, y pensando en el poso que dejaron los primeros aprendizajes, aquellos mapas de cabos, de ríos, de montes; aquellos dictados, tiempos verbales, y reglas de ortografía; aquellas agotadoras ristras de sumas, de divisiones, de raíces cuadradas. Pienso en todo ello y recuerdo los pocos medios, los pocos métodos, las pocas ganas de algunos y el sonido de la palmeta cuando se abalanzaba sobre alguna mano o incluso algún sereno trasero. Pienso si lo que aprendí perdura o se marchó, si solo sirvió para sacar alguna nota de algún examen o realmente forma parte de mi disco duro. En ese debate estoy si echo la mirada atrás y pretendo entender si adquirí las competencias básicas o esenciales que en aquellos tiempos no tenían cuerpo pero si que creo que estaban en las razones últimas por las que mis maestros -buenos y malos- ejercían su labor. ¿Qué quedó y qué se fue de aquellos años?.

Hoy, si miro como docente, los contenidos siguen ahí, los ríos, los verbos, la maravillosa tabla periódica (soy químico), siguen ahí, permanentes, inalterables e inmutables. Aparecieron las actitudes y los procedimientos, la atención a la diversidad y los "progresa adecuadamente", los ordenadores y las pizarras digitales, las clases invertidas y la gamificación. Desaparecieron las palmetas y aparecieron los psicólogos. Apareció el bilingüismo y desapareció el cuarto de los ratones. Cambios y más cambios que han mejorado, a mi juicio, lo que un padre o una madre espera de eso que llamamos Educación (con mayúsculas) sin dejar de preguntarme, eso si, ¿qué queda y qué se va de lo que mis alumnos aprenden cada día?.

Adaptarse, ese creo que podría ser el mantra. No dejar pasar los trenes, no vuelven, o cuando lo hacen, ya vienen otros llegando. Alumnos, profesores, administración educativa y familias deben adaptarse (¿formarse?) a las realidades e ir sacando lo mejor de cada tiempo. En este devenir espero que permanezcan valores, recuerdos y conocimientos que sirvan a los alumnos para desarrollar mejor sus vidas, para ser competentes en lo que cada cual acabe ejerciendo. Espero que se marchen sinsabores, rencores y gilipolleces que tanto antes como ahora convivían y/o conviven en nuestro sistema educativo.

viernes, 15 de julio de 2016

Pasar el tiempo

Leía hace unos días "La tierra que pisamos" de Jesús Carrasco, un libro magnífico que desde aquí recomiendo. En él, y espero que esto no sea considerado "spoiler", encontré un párrafo donde señalaba que uno de los protagonistas del relato pasaba, el aburrido tiempo de misa, ocupado en mirar los entretenidos suelos de la iglesia. Sería una iglesia de las de suelos bonitos, y unas misas, de las que no hacen "engangement". Leyendo este párrafo recuerdo mi infancia y aquella habitación empapelada con flores azules que servían, en las noches de fiebre y en las horas de obligada siesta, para ser contadas hasta la saciedad con el simple objeto de "pasar el tiempo".

Pasar el tiempo de aquella manera era habitual. No había dispositivos que notificasen nuestra actividad social cada quince segundos. No había whatsapp, ni facebook. Los veranos eran largos y allá por el pueblo "caían bichos del Sol" decía mi madre, si salías a la hora de la siesta. No hace tanto de aquello. 

Hoy los niños y las niñas no suelen contar flores de paredes empapeladas, ni intentar descubrir los patrones de los techos de escayola de las consultas de los dentistas y, me corrija algún lector si me equivoco, pocos van a misa pues allí no hay wifi. 

En ocasiones pienso que hemos olvidado algo muy importante, no sabemos aburrirnos. Estos pequeños dispositivos cargados de sonidos y ventanas emergentes han matado nuestro aburrimiento y ya nadie cuenta flores o realiza laberintos imaginarios sobre el suelo de las iglesias. No se bien si es bueno o malo lo olvidado. Supongo que será bueno, -o no que diría un gallego- pues hasta los mayores, como yo, van más o menos pegados a esos dispositivos endiablados.  

jueves, 18 de junio de 2015

De nuevo la Educación: de Casandras y Sísifos


Photography by Victoria Ivanova
No quiere el que con aun algo de fuelle alimenta esta fragua ser un pesimista redomado. No es esa la labor de un docente que cada día ve en el brillo de los ojos de sus alumnos las ganas de aprender, de alcanzar metas, de ir hacia adelante en este, cada día, más difícil mundo educativo.

No pretende el que estas letras deja aquí a la suerte de propios y extraños ser como la pobre Casandra que con su don de ver los futuros augure uno negro para los días que van y vienen en la importante realidad educativa de nuestro país. No hará caso el herrero a las miles de Casandras que cada día ven como, según los colores de las banderas que democráticamente se eligen, la Educación, sufre vaivenes y marejadas. Hará caso omiso pues (como quieren los dioses) de las profecías y los futuros que esas nubes negras advierten y seguiré creyendo en Sísifo y su incansable tarea de subir y volver a subir pese a los nubarrones. No dejará el que escribe de sorprenderse, mientras incansable, sube la piedra en el inframundo. No dejará de sorprenderse de como el hombre (ese mono evolucionado) ha sido capaz de hacer tantas y tantas cosas maravillosa y se ve incapaz de poner sentido común y acuerdos para llegar a una Idea Común para con la Educación.

Desde aquí, desde esta fragua, animo a Dioses, Semidioses y a todos los que están sentados junto ellos en los tronos, paraninfos o altares, que piensen en los receptores últimos de sus decisiones "político-educativas", que pongan algo de sentido común y empatía para con los "docentes Sísifos" que cada día luchan a pie de aula para mejorar nuestra sociedad y también la suya, la de esos Dioses que evitan que creamos en las profecías de nuestra Casandra más cercana. Y sin que resulte una amenaza, o un chantaje, nunca sería esa la intención, que no olviden que cuando la roca está arriba, en lo alto de la montaña, justo antes de volver a caer, podría hacerlo sobre ellos.

jueves, 29 de mayo de 2014

Formación docente, metodologías y MOOCs...y valor

"Todo cambió mucho en poco tiempo".

Muchas son los cambios a los que uno se "enfrenta" en la vida. En la docencia, como no podía ser de otra manera. los cambios son vertiginosos. Nuestros alumnos son cada día más críticos con la metodología tradicional de la clase magistral (o semi-magistral), y solo los alumnos excelentes sacan buen partido de ella -al igual, creo yo,  que lo sacarían de cualquier otra- y de sus excelencias. Pero los más remolones, a los que les cuesta un poco, o a los que les cuesta mucho, se debaten entre dispositivos tecnológicos y libros de texto. Navegan y naufragan entre la jerga de la  mensajería instantánea, los análisis morfológicos y las reglas de ortografía.

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No es objeto de esta entrada denigrar o demonizar la clase de tarima, la de los apuntes dictados, la que el que escribe tuvo y salio ileso. Tampoco las críticas de los alumnos a este método son voraces o sacrílegas. No es una rebelión lo que en estas clases sucede. Lo que si es cierto que en los días en los que vivimos  motivar a los alumnos a aprendizajes basados en la memoria,o en el "mañana pregunto el tema cinco", es cada día más difícil. La cultura del esfuerzo (sino fue de la necesidad) se marchó hace tiempo de nuestras aulas y no muchas son las herramientas de las que dispone el docente para "ganarse" a sus alumnos y llevarlos por los senderos del aprender, usando únicamente metodologías tradicionales.

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¿Qué hacer entonces?. Dejarse llevar por nuestra experiencia aprendida y pensar que lo que a nosotros nos servía, debería ser útil para ellos. O, tal vez, abrir nuevas puertas a otros métodos, ir probando lentamente, con tranquilidad  y sin desanimo para mejorar la motivación de los alumnos en los tiempos en que pocas cosas ya les motivan. Las TIC y el Aprendizaje Basado en Proyectos pueden ser dos potentes herramientas de cambio.

Estos días he estado simultaneando un Mooc sobre Aprendizaje Basado en Proyectos y un curso, -clásico ya-, en Moodle sobre el mismo tema. Ambos organizados por el INTEF.  No es obsesión, ha sido casualidad  que me ha permitido ver dos formas de enfocar un mismo tema (con la complicidad de las TIC).

El curso en Moodle sobre Aprendizaje basado en Proyectos ha sido muy interesante y ha estado muy bien tutorizado. El MOOC sobre el mismo tema ha sido más fresco, dinámico, más social, más libre, menos encorsetado. Certificaciones oficiales frente a "badges". "Todo cambio mucho en poco tiempo".

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Traslado mi experiencia a otros docentes y les animo a formarse -como quieran, por supuesto-  en otras Metodologías para sus aulas. Claro que estamos un poco "jodidos". Obviamente las cambiantes leyes y los nativos digitales que tenemos en nuestras aulas nos ponen a prueba en cada instante. Claro que nos sentimos a veces muy solos frente a la heterogeneidad y la desmotivación de nuestros alumnos. Claro que no tenemos una administración cercana y constructiva, más bien los contrario. Claro que algunas familias no son precisamente nuestros cómplices -como debieran serlo-  y si nuestros enemigos en la Educación de sus hijos. Todo esto y algunas cuestiones más son algunas de las "heridas" que tenemos. Pero...

"Todo cambio mucho en poco tiempo". ¿Cambiaste tú?.


miércoles, 9 de abril de 2014

Vuelve "La Fragua del Tic"



Tras mucho trastear aquí y allá "La Fragua del TIC" vuelve remozada (con los posts que mejor me parecieron dejar de tiempos pasados) a estar "llameante", con bastante carbón y también con fuelle para seguir encendida a tope. Hemos estado en sitios "de pago" (dominio y espacio web propio), donde he trasteado con CMS, LMS, y todo tipo de cacharrería web, pero me he cansado de pagar por algo que poco me ofrece ya. Vuelvo por lo tanto a la jungla de lo "enlatado" y de lo "precocinado" como son los blogs de Blogger, siendo estos, y en este momento, donde dejaré mis reflexiones y opiniones más largas (allende las redes sociales). Aquí debajo hay artículos sobre muchas cuestiones que no quiero que se las lleve el "delete" de mi teclado. Reflexiones o paranoias de algún día en el pasado cuando tenía menos canas y menos mala leche.






Vuelve la Fragua a la carga. Vuelve para quedarse.

viernes, 24 de mayo de 2013

Heráclito, su río, y algunas cuestiones docentes

Vuelve uno por estos lugares que tiene demasiado aparcados que no olvidados. Son los tiempos que tocan.

Hace unos días se aprobó una nueva Ley Educativa en España. No seré yo quien pierda mi tiempo en opinar sobre ella pues ríos de tinta (y de bytes) ya se han vertido sobre este tema y creo que cada cual ya tiene su opinión formada. Solo decir que como señalaba el amigo Heráclito, "nunca te bañarás dos veces en el mismo río". Y, así es, pasó, hace tiempo, la oportunidad de haber hecho buenas otras Leyes Educativas anteriores. Ahora toca bañarse en estas aguas, que pese a no gustarme lo turbias que bajan, son las que una mayoría de españoles ha decidido en las urnas. Para otros la turbidez del agua no será tal, y, seguro estoy que las ven cristalinas y potables. Como en botica, de todo hay.

La pena, lo de siempre, Políticos que miran más a los colores de sus sillones que a la Realidad Social que les toca vivir. Políticos, éstos, y también los de antes, que aprueban leyes a solas pues les gusta jugar a aquello de "quién la tiene más grande" y piden consensos, siempre para que los demás estemos de acuerdo con ellos, sin ceder ni un ápice en su razones y decisiones sustentadas por los votos. Bajo nivel.

Pero, pese a la turbidez de las aguas, muchos docentes no pierden el norte, no se dejan llevar por el deterioro del entorno y siguen haciendo del aula, o de sus tareas diarias, ese lugar donde a uno le gusta estar, ese lugar de encuentro con familias o alumnos que piden a gritos, o en silencio, ayuda.

Son muchos los compañeros que no se detienen, que han decidido defender la Escuela de la mejor manera que saben, haciendo que sus alumnos aprendan y sean felices. Dos son los ejemplos que me permito traer aquí, y a los cuales le agradezco, no solo su trabajo, sino las sonrisas y los buenos sentimientos que me han transmitido en estos días.

Uno de ellos se llama Romano García. Hoy le ha dado un sobre cerrado a sus alumnos de 2º de Bachillerato, de los cuales se ha despedido en su clase de Lengua. Las condiciones, no abrirlo. Dentro del sobre...qué importa. Por atrás, una cita, en un lugar y a una hora para dentro de un par de décadas. Alguno faltaremos me decía esta mañana, pero espero que algunos acudan a ese encuentro futuro. A los alumnos, no los vi, pero seguro que hubo algún brillo en sus ojos.

El otro compañero no trabaja conmigo, o mejor dicho, en mi centro. Se llama Pedro Márquez Gallardo y se entrega en cuerpo, alma y tiempo a su tarea como Jefe de Estudios además de explicar Física y Química y ha tenido a bien elegirme de compañero de viaje en un pequeño proyecto de elaboración de documentos. Proyecto, este ultimo, que entrega a la RED para que quien quiera use y disfrute. Animo desde aquí a alguien de nuestra Administración Educativa, o de otras, o de donde sea, se tengan en cuenta este tipo de trabajos y se oiga más a este tipo de personas.

Si se escuchase mucho más a docentes como Romano, Pedro, u otros muchos con los que tengo el placer de compartir espacio y redes, seguramente Heráclito tendría que reconsiderar su frase y las aguas educativas serían más tibias y cristalinas.